Tenía tan solo 17 meses cuando por instrucciones de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia, en aquel momento DINAF y ahora SENAF, se unió a nuestra familia junto con sus primos. Esta decisión se tomó debido a que su madre no tenía las condiciones necesarias para hacerse cargo de él, lo que se reflejó en su condición de salud.
En el momento de su llegada al Rancho Santa Fe, Kervenson* presentaba un considerable retraso en su crecimiento, pues a pesar de tener casi año y medio, no podía caminar y tenía retraso psicomotor. Aparentemente su condición de salud era estable pero cuando se le realizaron todas las pruebas y exámenes correspondientes se detectó un estado anémico.
Como muchas de las familias hondureñas que dependen netamente de la agricultura, la familia de Kervenson* no contaba con el recurso nesario para cubrir debidamente sus necesidades especialmente las de alimentación y salud, lo que impactó en su desarrollo.
Al observar que él no podía caminar, pero que tenía la edad adecuada, se empezó con terapias y estimulación para que él poco a poco fuera aprendiendo a pararse solo y tras unos meses logró caminar. Si Kervenson* no hubiera llegado a NPH posiblemente no hubiera tenido una atención personalizada, su anemia hubiera empeorado y seguramente hubiera llegado a un estado de desnutrición.
Parte de su recuperación se debe a que estuvo en un lugar en donde le brindaron los cuidados necesarios. Ahora sus exámenes son totalmente normales, sus chequeos médicos son constantes y tiene una dieta balanceada; todo este conjunto de aspectos ha aportado a su sano desarollo.
Actualmente vive con sus primos en el hogar Madre Teresa de Casa Suyapa, es un niño totalmente sano, jugueton y risueño. No consume medicamentos permanentes. Recibe terapias ocupacionales para que pueda participar de ciertas actividades y tareas que le ayuden a complementar su desarrollo.
Sin duda, una atención justo a tiempo puede cambiarle la vida a los niños para que estén sanos y felices.