Mi viaje a NPH
Mi nombre es Isaac* y es un placer poder contarles un poco de mi historia y llegada a la familia de NPH.
Desafíos en la vida temprana
Yo vine a NPH cuando tenía 12 años y conmigo venían mis dos hermanas: una, de 15 años y la menor, de 11. Para nosotros fue una manera extraña de ver las cosas en aquel tiempo, ya que siempre habíamos estado con nuestro padre, pero hubo circunstancias en las que él estuvo involucrado, y cuyas consecuencias fueron la cárcel.
Mi vida antes de NPH estuvo rodeada de dificultades económicas y familiares. Recuerdo que junto a mis hermanas vivíamos en un solo cuarto, el cual alquilábamos y no era lo suficientemente grande para todos. Mi infancia no fue como la de los demás niños, que en las tardes juegan o se reúnen con sus amigos para ver una caricatura; puesto que yo tenía que trabajar al salir de la escuela y, en ese entonces, vivíamos del día: si no se vendía no se comía. Y no siempre era fácil conseguir alimento para los tres tiempos. Fue difícil, pero a la vez me enseñó a ser una persona que valora lo que tiene.
Llegada a NPH
Mis hermanas y yo llegamos a NPH debido a que, por las audiencias que teníamos respecto al caso de mi padre, aprendí el camino desde el centro de San Salvador hasta los Juzgados de Familia. Y en una ocasión en la que estuvimos en problemas con la pareja de mi papá, yo decidí irme con mi hermana pequeña al juzgado, y fue así como la licenciada nos llevó a NPH y nos dijo que ya no tendríamos que volver a la casa.
Recuerdo que mi primer día en NPH fue raro porque no conocía a nadie. Fue un proceso de adaptación, y me preocupaba el rechazo de los demás, ya que yo era muy solitario. Sin embargo, con el tiempo, me sentí amado y protegido por mi nueva familia de NPH, y más cómodo porque las situaciones de aquí no eran como las que viví anteriormente.
Apoyo de NPH
NPH me ha ayudado en todo, pues las circunstancias del país en ese entonces no ofrecían un futuro prometedor. Quizás, el día de hoy estaría en la cárcel o ni siquiera estaría aquí; así que le debo todo a Dios y a NPH por las oportunidades que no tenía y ahora tengo.
Poco a poco fui avanzando. Cuando culminé mi noveno grado y pasé a la etapa del bachillerato, aún no estaba lo suficientemente listo para afrontar nuevos retos; sin embargo, traté de ser el mismo estudiante de siempre. No obstante, durante el camino enfrenté desafíos que me orillaron a reflexionar seriamente sobre qué quería para mi vida. Estuve tres meses fuera de la casa de NPH meditando qué anhelaba para mi futuro y, al darme cuenta de cómo era la situación fuera del hogar, pude comprender que eso no era lo que deseaba; así que decidí regresar a NPH y entregar mi mejor esfuerzo.
Superando obstáculos
A lo largo de mi vida, el mayor obstáculo que he tenido que enfrentar es no tener directamente el apoyo emocional de mi familia biológica; ya que antes de entrar a NPH, a pesar de no contar con una estabilidad económica, teníamos el soporte de mi familia, tanto padre como tíos y tías. Es por eso que en mi tiempo libre decido descansar y brindarle tiempo a mi papá, pues he logrado tener contacto con él luego de varios años alejados.
Otro hecho que me marcó durante mi bachillerato fue cuando tuve un accidente que me llevó a ser hospitalizado por varios días. Ahí me di cuenta de que quería estudiar enfermería, ya que durante mi ingreso pude notar la necesidad que atraviesan muchos pacientes y la falta de empatía que a veces se hace presente. Específicamente, me fijé en un paciente de avanzada edad que tenía el brazo roto y cuando pedía ayuda apenas le hacían caso; entonces decidí ser enfermero para ayudar a hacer el cambio.
Pensaba: «En algún momento estaré ahí acostado en una camilla, esperando que me atiendan y me gustaría que me dieran la atención que realmente necesito».
Logros en enfermería
Ahora, gracias a Dios, ya soy egresado de la carrera de «Técnico en Enfermería» y he concluido los seis meses de servicio social necesarios para graduarme.
En mis prácticas de la carrera pude tener muchas experiencias dentro del hospital y la clínica: asistí partos, realicé cuidados de pacientes con diferentes enfermedades, llevé a pacientes a hemodiálisis, realicé curaciones de todo tipo, procedimiento «postmortem», entre muchas cosas más que me ayudaron a sentir que realmente puedo hacer el cambio.
Me di cuenta de que lo mío es ayudar a las personas sin importar si no las conozco o por qué estén necesitando mi ayuda. Todo esto se lo debo a Dios, a la gran familia de NPH y a todos los que ayudan a que la fundación siga adelante.
Inspiración diaria
En mi día a día reflejo la visión del Padre Wasson recordando que él nos ha dado lo necesario para poder superarnos aplicando los valores morales y espirituales que nos enseña NPH; pero teniendo en cuenta que la decisión es de cada uno si queremos salir adelante o quedarnos estancados.
*Nombre modificado por motivos de privacidad.
Llamado a la acción
Uno de los enfoques de NPH es impulsar el liderazgo juvenil para que los chicos y chicas puedan encontrar sus sueños y pasiones convirtiéndose en personas independientes y seguras de sí mismas. Anímate tú también a ser parte del cambio y transformar la vida de cientos de jóvenes latinoamericanos.