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20 May 2024

Dasha Milenka Ahuanari Rojas tiene una familia nuclear reconstituida compuesta por su madre Julissa Nicole Rojas Nolazco, su padrastro José Luis Tasayco Sánchez y su hermano, André Josué Ahuanari Rojas. Dasha tiene nueve años y está cursando el cuarto grado de primaria en el colegio estatal “Alfonso Ugarte”, un centro de estudios cercano a su vecindario. Su madre Julissa tiene empleos ocasionales, mientras que su pareja es cocinero y pintor.  

La familia vive en la casa de la suegra de Julissa, la señora Rosa Isabel Sánchez Guerrero, quien es la propietaria de la vivienda. Su hogar se ubica en el asentamiento humano “18 de octubre”, un terreno invadido cercano a la casa de NPH Perú. En esta comunidad, viven familias en situación de pobreza y pobreza extrema. Los hogares no cuentan con acceso formal al agua, electricidad, ni desagüe. 

El Centro Familiar Comunitario “Padre Wasson” de NPH Perú atiende a 17 familias de esta comunidad, entre ellas, a la familia de Dasha. El objetivo de este programa es contribuir al bienestar y desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes a través del fortalecimiento y empoderamiento a sus familias para potenciar sus habilidades biopsicosociales.  

Las familias beneficiarias participan en sesiones de fortalecimiento familiar para todos sus integrantes, reciben sesiones de escuela de padres y talleres de psicología para los niños, niñas y adolescentes. Además, las familias pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación ya que cuentan con canastas de alimentos básicos de manera mensual. 

Dasha y su madre Julissa son integrantes del centro familiar comunitario “Padre Wasson” desde marzo del 2023, luego de que NPH Perú realizó un censo y evaluación sociodemográfica en el asentamiento humano “18 de octubre”. Su familia fue seleccionada como beneficiaria del programa debido a que se encontraba en una situación de pobreza extrema y también con el objetivo de que las relaciones en su hogar y el trato en su ambiente familiar sean más saludables. 

Cuando Dasha llegó al centro familiar comunitario “Padre Wasson”, su madre afirmaba que tenía problemas en la crianza de Dasha porque tenía un actitud desafiante y desobediente. “Antes de llegar al centro familiar comunitario, no sabía cómo lidiar cuando mi hija no me obedecía. Ella no me hacía caso cuando le indicaba que realice sus tareas o que me ayude en casa. Muchas veces terminaba muy molesta con ella y le gritaba o le castigaba”. 

Julissa asiste regularmente a las sesiones de fortalecimiento familiar, donde puede aprender técnicas para tener una convivencia familiar saludable o mejorar la comunicación con su pareja y su familia. También participa activamente en las sesiones de escuela de padres, donde adquiere conocimientos y métodos prácticos para desarrollar habilidades parentales y de crianza. 

Por su parte, Dasha recibe talleres de psicología en sesiones individuales y grupales junto con los demás niños beneficiarios del programa de fortalecimiento familiar y comunitario. En estos talleres psicológicos ella aprende a reconocer y controlar sus emociones, y también desarrolla sus habilidades sociales y comunicativas a través de divertidas dinámicas y actividades grupales. 

“Dasha asiste casi a todas las sesiones psicológicas, donde suele mostrarse cálida y sonriente. Participa de manera correcta en las actividades grupales, comprende sin problemas los temas que se tratan, trabaja de manera ordenada y ayuda a los demás. Suele estar muy atenta y es cuidadosa con su hermano menor”, describe Edith Calixto, psicóloga del centro familiar comunitario Padre Wasson. 

Julissa sostiene que a Dasha le gusta asistir a las sesiones psicológicas del centro familiar comunitario. “Algunas de sus amigas que viven en la comunidad también asisten, así ella se siente más cómoda y con ganas de ir. Siento que participa de buena manera en las actividades grupales, no lo hace por obligación. Luego pone en práctica lo que aprende en sus talleres de psicología. Antes tenía mucho tiempo libre por las tardes y los fines de semana, ahora tiene más opciones y creo que eso es bueno para ella, para su niñez”, detalla Julissa.   

Actualmente, luego del trabajo realizado tanto con su mamá Julissa en las sesiones de escuela de padres, y con Dasha en los talleres psicológicos, ambas tienen una relación de madre e hija menos conflictiva. Dasha se ha mostrado muy receptiva y predispuesta a poner en práctica lo aprendido en sus talleres psicológicos, como reconocer y controlar sus emociones en situaciones de conflicto. Por su lado, su mamá intenta tener una comunicación asertiva para fortalecer sus vínculos en un ambiente de respeto y confianza. 

Julissa afirma que el principal cambio que ha notado es que ahora ella y Dasha pueden llevar una mejor relación de madre e hija, con menos discusiones, más respeto y mayor diálogo. “Ella está más tranquila, ya no tiene una actitud de confrontación y siento que yo he aprendido a cómo comunicarme con ella, entenderla y lograr que también me entienda”, explica. 

La relación de Dasha con su madre ha cambiado positivamente durante el último año. Desde la primera sesión en sus talleres psicológicos, ella se mostró muy receptiva y dispuesta a aprender. Ha desarrollado muy bien sus habilidades sociales, le gusta trabajar en grupo; y también ha mejorado en sus habilidades comunicativas. El trato de su madre también ha mejorado, han aprendido a negociar y llegar a un acuerdo para mitigar los conflictos. Juntas han logrado construir y establecer una relación más armoniosa.   

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