Unos de los pilares fundamentales dentro de la familia de Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) son el amor incondicional y la seguridad, los cuales propician un entorno en donde los niños y niñas pueden crecer felices y aspirar a un futuro en el que puedan servir y ayudar a los demás. Conoce el testimonio de Rubí* y la preparación que la ha llevado a ser una joven de éxito.
Mi nombre es Rubí*, tengo 22 años y estoy feliz de poder contarles un poco sobre mi vida siendo parte de la familia de Nuestros Pequeños Hermanos El Salvador.
Llegué al hogar cuando solo tenía 4 años, junto a mi hermano y mi hermana, quienes ahora tienen 23 y 21 años, respectivamente.
Recuerdo que, durante mis primeros años, vivíamos junto a mi padre que ‘hacía el rol de madre. Pero, desafortunadamente, muchas veces no podía darnos lo necesario para nuestro bienestar; por lo que era nuestra hermana mayor (de 19 años en ese entonces) la que se hacía responsable del hogar. Sin embargo, un día mi padre enfermó y ya no pudo cuidarnos más, y fue a partir de ahí que mi hermana tomó la difícil decisión de pedir acogimiento para mí y mis hermanos.
Gracias al apoyo de distintas instituciones, llegamos finalmente a NPH.
Al inicio fue bastante extraño; cruzar la puerta para vivir en una familia tan grande, especialmente, porque nunca crecimos cerca de nuestra madre, y recuerdo que me sentía bastante sola, pues extrañaba mucho a mi padre. Pero poco a poco nos adaptamos a la convivencia entre todos y logré sentirme tranquila y amada en mi nueva familia.
Mi infancia en NPH fue bastante feliz, tuve por primera vez la oportunidad de recibir educación y, aunque al inicio sentía que el estudio no era lo mío, fui comprendiendo la importancia de este en mi vida y descubrí que mis materias favoritas eran inglés y caligrafía.
Disfrutaba también tener compañeras de mi edad, con las que podía compartir alegrías y tristezas; y con quienes guardo recuerdos especiales como cuando aprendimos a leer y siempre leíamos un cuento antes de descansar.
Me sentía feliz de tener el afecto de muchas personas y recuerdo en especial el de mi maestra de tercer grado, quien siempre me llenaba de consejos, cariño y palabras amables, como si fuera una madre.
Gracias a NPH pude contar con amor y apoyo incondicional, y aprendí a valorar y agradecer todo lo que nos brindan para convertirnos en mejores personas cada día; ayudándonos unos a otros, como hermanos, poniendo en práctica los pilares que el Padre Wasson nos dejó para seguir su legado y alcanzar grandes éxitos.
Hoy en día soy estudiante del tercer año de la carrera de ‘‘Técnico en Enfermería’’. Mi interés por esta profesión nació cuando estaba pequeña, al ver personas que necesitaban ayuda de diferentes maneras, y eso me motivó a esforzarme para lograr mejorar esas condiciones de vida.
Pienso que esta carrera requiere de mucha vocación, amor, servicio, responsabilidad y trabajo en equipo; y más allá de las dificultades que uno se imagina en el día a día, es increíble poder conectar con las personas, escuchar sus historias y conocerlas más allá de sus dolores o padecimientos.
La enfermería es una carrera con la que siempre me sentiré identificada y por la cual lucharé para dar lo mejor de mí, pues es imposible recorrer los pasillos de un hospital y no hacer todo lo que esté en mis manos para salvar la vida de esas personas.
A lo largo de este camino, he afrontado distintos obstáculos y uno de los que más ha resonado para mí fue a la hora de enfrentarme al mundo exterior y descubrir que, en ocasiones, pueden existir personas que no creen o no confían en tu potencial. Pero siempre me he motivado a mí misma y, con la ayuda de Dios y las personas que me han apoyado desde pequeña, he aprendido a no rendirme hasta lograr mi objetivo.
En un futuro me gustaría poder viajar y conocer más lugares, ayudar a más personas y poder prestar mis conocimientos en una clínica.
Agradezco a todos los bienhechores de NPH, por su generosidad y disposición de ayudar a personas que, como yo, atravesaron o atraviesan situaciones de crisis y necesitan de oportunidades para salir adelante.
Me siento bendecida y afortunada de ser parte de esta gran familia y de seguir triunfando cada día.
La alegría de ser parte de la familia de NPH se vive en nuestras historias. Explora más de nuestro sitio web y encuentra más testimonios que tocarán tu corazón.
*El nombre ha sido modificado por motivos de privacidad.