Mientras conducíamos hacia la ciudad, nuestros vehículos tuvieron que detenerse debido a un muro derrumbado que bloqueaba la calle. Cuando entramos, muchas personas del lugar se acercaron a hablarnos, amables y con curiosidad por saber si traíamos ayuda. Helene, madre de ocho hijos, nos hizo la plática. Llevando a su hija la menor en brazos, nos habló de la mayor, una niña de 14 años. “Las clases habían comenzado cuando comenzó el terremoto. La estructura se estremeció, luego las paredes comenzaron a agrietarse. Gracias a Dios que se escapó de su escuela cuando se derrumbó,” dijo. El esposo de Helene trabaja en los muelles del puerto de la ciudad de Les Cayes, pero como no hay electricidad o los teléfonos celulares no funcionan en su ciudad, no ha podido comunicarse con él.
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Nicolas Wasson, Haiti
NPH llega a Maniche
Hay un proverbio haitiano que dice "bonjou se paspo ou" o "un hola es tu pasaporte". En Haití, se considera muy descortés entrar a una ciudad en la que nunca se ha estado sin decir buenos días. Por lo general, la persona que llega a un nuevo lugar debe ser la que...