Mi nombre es Flor de María Irungaray Ajpop, actualmente curso el grado de tercero básico, en el Centro Educativo Nuestros Pequeños Hermanos. Tengo 17 años y soy la cuarta hija de siete hermanos. Mi mamá se llama María Salomé Ajpoj López y Padre se llama Edgar Adolfo Irungaray, y actualmente vivo con ellos en Parramos.
Mi vida en NPH la puedo resumir contándoles que entré a estudiar en el 2018 en cuarto de primaria. Desde que entré a estudiar a NPH mi vida cambió. Estudiar en NPH fue lo mejor de mi vida, aprendí cada valor que se practica con amor y fe, a ser mejor persona cada día, a ser responsable en mis estudios y a nunca darme por vencida. En ese año me di cuenta de que soy muy buena jugando fútbol, empecé a practicarlo todos los días, pues había campeonatos en diferentes lugares e íbamos a jugar, como equipo de NPH. Recuerdo que ganamos el primer lugar en San Andrés Itzapa, cómo olvidar cada jugada.
NPH ayuda a mi familia económicamente, mi familia y yo estamos agradecidos por la oportunidad y la beca que me dieron porque si no hubiese sido así, ahorita no estuviera estudiando y terminando mi básico.
Mi experiencia en NPH ha sido bastante grande, pero lo más importante es que aprendí lo que es el amor, los valores y sobre todo ver como NPH es una gran familia llena de calor humano y paz para todas las personas. El amor en NPH es lo que rebalsa en cada uno, ya que sin importar como somos nos brindan apoyo.
Siempre me sentí en familia y le agradezco a Dios por la oportunidad de haber podido estar en NPH durante 6 años, y por el apoyo que nos dieron junto a mi familia, ya que en el tiempo de pandemia nos ayudaron con víveres y en muchos otros aspectos.
También quiero decir que a la persona que admiro más al director, a quien de cariño le llamo ‘’tío Orlando’’, ya que él me ha dado el apoyo y el amor tal como se lo da a cada beneficiario. Gracias a él pude tener un par de zapatos para seguir jugando fútbol en el equipo de NPH. Es una persona muy amable, gentil y amorosa. Cuando sea grande quisiera poder ser como él, tener un corazón inmenso para ayudar a las personas, en especial en el deporte, así como él lo hizo conmigo. Agradezco a Dios por la gran persona que él es y pido para que siempre Dios lo ilumine, fortalezca, y le de sabiduría para guiar y apoyar a los que más necesitamos.
Mis sueños y planes, si Dios me lo permite, son: estudiar un bachillerato en educación física ya que es lo que me apasiona y tener una base para poder estudiar y ser árbitro de fútbol, entrenadora, y ayudar a los niños y niñas a cumplir sus sueños de ser deportistas. Así también, me gustaría ser una gran futbolista y poder jugar en la selección femenina de mi gran país Guatemala. También mi sueño es tener una academia de fútbol para ayudar a los niños y niñas que no tienen la oportunidad de ir a una academia y le pido siempre a Dios para que me ayude a cumplir cada uno de mis sueños deportivos.
Una de mis metas es ayudar a mis padres que siempre están para mí y devolverle todo lo que un día ellos me están dando, gracias a ellos soy lo que soy ahora, y quiero ser más por ellos, llenarlos de alegrías y sobre todo tenerlos a la par mía en cada paso que doy. Dios primero me permita llenarme de mis sueños, se lo pido todos los días.
Para finalizar quiero agradecer a Nuestros Hermanos Guatemala la oportunidad que me dieron en mis estudios, el apoyo moral, económico y social para salir adelante. Quiero hacer mención a mis padrinos por el apoyo que siempre me brindaron durante seis años, y también a NPH por darme la oportunidad de formar parte de esta inmensa familia. Que Dios los bendiga.
¡Gracias NPH!