Mi nombre es Griselda*, tengo 16 años, llegue al hogar porque la Defensoría de la Niñez y Adolescencia fue la casa donde vivíamos con un señor. Vinieron diciendo que a nosotros nos explotaban, hubo una denuncia, recuerdo que nos llevaron a Portachuelo. Nos preguntaban si queríamos volver, yo solía decir que sí, que me gustaba el lugar, aunque en mi mente no era así, yo quería estar ahí era porque mi papá estaba ahí enterrado, entonces, yo no quería separarme, quería volver y volver. El hogar me ayudó en eso, contrataron a una psicóloga, que me ayudó a entender que me estaban maltratando y que no era razón soportarlo solo por cerca de la tumba de mi padre.
Sé que mis hermanos no soportaban estar ahí, maltrataban nuestra autoestima. A mi hermana le decían que ella era una floja, que era una esclava, que solamente tenía que estar ahí para los hombres. Que tenía que cocinar y que el estudio no es para ella, y nosotros nos quedamos con ese pensamiento.
Cuando las psicólogas y los trabajadores sociales nos decían, ¿cuál es tu sueño más grande? Nosotros no podíamos soñar, no podíamos decir que queríamos o nos gustaría hacer, porque vivíamos con la mentalidad que nos impuso esa persona, éramos esclavas y que debíamos servir a los hombres.
De alguna forma, yo no quería aceptar ese pensamiento, así que acepté ir a NPH y también convencí a mis hermanos de ir.
Esa persona tenía mucha influencia sobre mí, me decía que hacer o decir. A mis 15 años tenía la mentalidad como retorcida, no podía decir nada, me daba miedo. Estuvimos con él cómo unos 12 años. Nos decía que teníamos que hacer de muy mala forma, mi papá nos quería defender, pero no podía porque ya era mayor. Murió de unos 75 años podría decir, nos quedamos solos sin mi papá, no había nadie que nos pudiera ayudar, no teníamos familia.
El trabajador social de NPH buscó a nuestra familia, y ahora estoy con ellos. He conocido a varios de mis familiares, aunque me dio vergüenza, porque los vi por primera vez, entonces, me abrazaron. También lloraron cuando se dieron cuenta que mi mamá tuvo cuatro hijos y que nunca les había contado. Nos han abrazado bien fuerte.
Me estoy adaptando a este lugar, pero mi sueño ahora es tener mi propia casa, vivir con mis hermanitos ahí juntos. Yo quiero ser independiente, el sueño que antes no podía pensar es ahora ser independiente, pero primero voy a estudiar y después todo voy a cumplir, para vivir con mis hermanos, con el apoyo de mi familia.
Con el apoyo que me brindan en NPH, sé que lo voy a lograr.