Ante el creciente malestar en Port-au-Prince, las instalaciones de NPH en Santa Ana, Tabarre, se han convertido en un refugio para aquellos desplazados por la agitación en la ciudad. Con el aumento de la falta de vivienda, las familias buscan seguridad, huyendo de hogares afectados por la violencia y el fuego.
Impulsados por la crisis, miles han buscado refugio en edificios públicos, incluidas escuelas y hospitales. A pesar de enfrentar desafíos de capacidad, NPH Tabarre ha acogido a más de cien personas, representando diversos vecindarios de toda la ciudad.
Desde Cite Soleil hasta Carrefour Feuille y Canaan, los refugiados provienen de diversas comunidades, cada una con sus propias historias de lucha. Vienen de Solino, Wharf de Jérémie y Bel-Air, buscando consuelo en medio de la incertidumbre.
Estas personas han enfrentado enormes dificultades, con sus hogares destruidos y sus vidas interrumpidas por la actividad de pandillas. Entre ellos se encuentran grupos vulnerables, incluidos bebés, niños y adolescentes, que carecen de necesidades básicas como productos de higiene y alimentos.
La agitación en Haití se ha intensificado aún más con la renuncia del Primer Ministro Ariel Henry en medio de la creciente presión y violencia en el país. Atrapado en Puerto Rico debido a la interferencia de pandillas, Henry llamó a la calma y expresó su apoyo a un consejo transitorio.
Sin embargo, la situación sigue siendo incierta, con la propuesta de un gobierno temporal aún sin obtener plena aceptación. Se ha impuesto un estado de emergencia y un toque de queda de un mes, exacerbando la difícil situación de más de 360,000 personas desplazadas y empeorando la escasez de alimentos.
A pesar de los desafíos, aquellos en NPH Tabarre mantienen la esperanza de recibir ayuda y anhelan reunirse con sus seres queridos. Mientras presenciamos su resiliencia, unámonos en apoyo y compasión. Las puertas de NPH Tabarre están abiertas, ofreciendo ayuda y consuelo en estos tiempos difíciles.