Los jóvenes conforman el 29.61% de la población hondureña, según la plataforma Pirámides de Población 2022. De estos, solo el 24% tiene acceso a seguir estudiando después de cumplir los 14 años, según la ASJ, Asociación para una Sociedad más Justa. Es por eso que NPH Honduras ha pasado los últimos 36 años implementando programas para ayudar a los jóvenes a completar sus estudios universitarios, encontrar trabajos estables y formar una familia. A través de esto, NPH contribuye a romper el ciclo de la pobreza y cambia sus vidas para siempre.
Un ejemplo es Nelson Álvarez, un beneficiario de NPH que recientemente se graduó de la universidad como Lic. en Trabajo Social. Actualmente trabaja a beneficio de la vida de cientos de niñas y niños en situación de vulnerabilidad. Nelson Álvarez nació en Yuscarán, un pintoresco pueblo colonial en el Este de Honduras, famoso por sus minas de oro y plata que alguna vez fueron prósperas. Nelson tuvo que enfrentar el abandono de su padre, y por otro lado, enfrentar el fallecimiento de su madre, quien murió de insuficiencia renal cuando Nelson tenía apenas dos años.
“Siempre me interesó estudiar. Quería ser un gran profesional. Sin embargo, sabía que no iba a ser fácil. Vivía con mi hermana y mi abuela, y no teníamos los medios económicos para insertarnos en la vida académica. Es por eso que mi abuela decidió pedir apoyo a NPH y sin pensarlo dos veces me aceptaron como parte de la familia”, dice Nelson Álvarez.
Nelson llegó a Rancho Santa Fe cuando tenía 12 años. Recuerda que llegó con una sonrisa en el rostro, en pijama y botas. Nelson fue directo a la clínica interna para comenzar su proceso de evaluación y adaptación. “Echaba mucho de menos a mi abuela y mi casa, a pesar de las limitantes. Pasé un mes en el que lloré todos los días. Pero luego, me acostumbré a mi nuevo hogar. Para mi, era muy difícil levantarme a las 6AM para ir a la escuela, pero al mismo tiempo me motivaba saber que algún día lograría mi sueño de ser un profesional”, dice Nelson.
En algunas ocasiones, Nelson recibía visitas de familiares, pero a veces estas se dificultaban por problemas económicos. Con un brillo intenso en los ojos y una sonrisa de satisfacción, comenta que en NPH no hay tiempo para estar triste. ‘’Siempre hay muchas actividades recreativas y de aprendizaje. Pasé 19 años creciendo dentro de la familia más grande de Honduras. Tengo muchos buenos recuerdos aquí. Lo que más me gustaba eran los jueves en familia, cuando podíamos cocinar todos juntos en el hogar”, concluye Nelson. Los éxitos académicos de este joven se dieron no solamente en el Rancho Santa Fe, ni del 2006 al 2010, cuando cursó sus estudios de secundaria en Tegucigalpa, la capital. Nelson también brilló como participante en el Programa de Liderazgo de Seattle, una iniciativa de NPH. Gracias a los patrocinadores, este era un programa regular de NPH hace años, pero desafortunadamente ya no está activo. Esta experiencia permitía a los beneficiarios estudiar en Estados Unidos durante 10 meses. Durante esta visita, participaban en actividades de intercambio cultural y aprendieron inglés, y al mismo tiempo se capacitaban para profundizar en el análisis de la realidad social y potenciar sus habilidades de liderazgo.
“Era un momento para aprovechar esta gran oportunidad de aprendizaje. Me gustó tener una familia anfitriona, conocer otras culturas, comidas e idiomas. Tuve la oportunidad de dar un discurso para 250 personas, mismo que era un análisis de un libro llamado “La Travesía de Enrique”. Algo que atesoro mucho es que mi padrino me ayudaba a practicar todas las noches, y fue así durante un mes. Esto fue precisamente lo que me inspiró para estudiar trabajo social. Asimismo, una frase del P. Wasson me motivó a dar el paso final: «Donde hay una necesidad, siempre debe haber un pequeño dispuesto a ayudar», dice Nelson.
Luego de esta experiencia, Nelson comenzó a estudiar en la UNAH, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Y finalmente, hace unos meses, Nelson se graduó de la universidad con excelencia académica. Durante su último semestre, NPH le abrió las puertas para realizar su pasantía profesional en el Centro Familiar San José. Luego, Nelson obtuvo su trabajo actual como trabajador social en Casa Mi Esperanza, en Catacamas, Olancho. “Siempre aspiré a trabajar en NPH porque sentía la necesidad de retribuir directamente a la familia donde crecí. Me gusta aportar soluciones en diversas situaciones y sé que puedo ofrecer mi empatía a los beneficiarios. Casa Mi Esperanza es un hermoso programa que me permite trabajar por la reinserción de niños y jóvenes. Participo en los procesos de búsqueda de familiares y doy seguimiento a los casos. ¡Yo amo lo que hago! Y sé que mi abuela está orgullosa de mí”, dice Nelson.
Además de su importante papel en el apoyo a los niños más vulnerables, Nelson también está haciendo un esfuerzo adicional al ayudar a 23 consejos municipales en el departamento de Olancho a desarrollar nuevas estrategias efectivas para proteger los derechos de las niñas, niños y adolescentes locales. Nelson apoya a los consejos para modificar leyes y ayuda a organizar talleres para mejorar su trabajo.
NPH Honduras continúa cumpliendo su misión cada vez que un miembro de la familia cumple sus sueños. En 2021, seis jóvenes de NPH Honduras se graduaron de la universidad y se espera que 9 más se gradúen en 2022. Y como Nelson Álvarez, hoy ofrecen esperanza y servicio para muchas personas en situaciones vulnerables.
¿Quieres que sigamos impactando la vida de muchos jóvenes? Vaya a www.nph.org/done-ahora-honduras para brindar apoyo.