NPH al rescate de las familias salvadoreñas.

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La desintegración familiar se ha convertido en un desafío para la Sociedad Salvadoreña. Cuatro de cada diez niños viven sin uno o ambos padres y, ante esto, diversas instituciones no gubernamentales han tratado de hacer frente a esta problemática, siendo Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) una de ellas.

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En 1989, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estipuló, en su tratado internacional de la ‘‘Convención sobre los Derechos del Niño’’, lo siguiente:

“La familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad”.

Esto quiere decir que, además de que la familia es reconocida como el núcleo de la sociedad, es importante que dentro de cada una existan condiciones dignas de vida para que cada miembro pueda desarrollarse plenamente.

Por ejemplo, los niños necesitan alimentación balanceada, vestimenta, atención médica, educación, amor, seguridad, etc., para crecer felices y sanos. Y, para que los padres puedan proveer esto a sus hijos, deben contar con un ingreso económico estable, un buen nivel educativo, salud y, especialmente, con la madurez y responsabilidad emocional de criar y sostener una familia.

A su vez, para que estas circunstancias puedan ser posibles, cada Gobierno debe encargarse de poner al alcance de la población las herramientas adecuadas: servicios de agua potable, luz eléctrica, fuentes de empleo, canasta básica, seguridad social, hospitales, centros educativos, etc.

Sin embargo, cuando no existen estos requisitos tanto dentro como fuera de la familia, esta queda propensa a experimentar una transformación en su organización social, es decir, un cambio en los roles que cumple cada miembro; hasta el punto de originarse un fenómeno conocido como: desintegración familiar.

DESINTEGRACIÓN FAMILIAR EN EL SALVADOR

Aunque la desintegración familiar, como tal, tiene diversas causas, sus raíces centrales pudieran encontrarse en el sencillo hecho de la incapacidad parental de ocuparse de los hijos.

Situaciones como: abandono, muerte de alguno o ambos padres, migraciones y divorcios se vuelven cada vez más comunes; trayendo así graves consecuencias para la niñez, adolescencia y juventud mundial.

En el caso de El Salvador, los resultados de la ‘‘Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples’’ 2022 muestran que el 37% de niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años viven sin alguno o sin ambos padres. Lo que equivale, aproximadamente, a 4 de cada 10 niños.

Las tres principales causas son: abandono, migración y muerte.

En primera instancia, es el Estado Salvadoreño quien se encarga de combatir esta problemática. No obstante, existen distintas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que se han dado a la tarea de velar por los derechos y las necesidades básicas de los niños, siendo Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) una de ellas.

NPH: LA FAMILIA MÁS GRANDE DE EL SALVADOR

Desde 1999, gracias a la iniciativa del Padre William Wasson, existe en El Salvador un lugar al que muchos pequeños y pequeñas han podido llamar hogar.

Y, aunque inicialmente NPH nació del deseo de brindar un lugar seguro para niños huérfanos y abandonados, hoy en día funciona como un modelo sustentable de asistencia social y humanitaria.

Uno de los pilares que hace esto posible es el programa de ‘‘Fortalecimiento Familiar y Comunitario’’, el cual se trabaja desde tres temáticas:

  • Cuidado Residencial.
  • Reintegración Familiar.
  • Empoderamiento Familiar.

En NPH El Salvador se brindan esto servicios a dos tipos de poblaciones:

  • Población Interna.
  • Población Externa.

Dentro de la Población Interna, se ofrece el Programa de Cuidado Residencial a 84 niños, niñas, adolescentes y jóvenes entre las edades de 4 a 29 años. Ellos reciben todos los cuidados y atenciones que un niño merece: alimentación, asistencia médica, educación, formación espiritual, amor, seguridad, entre otros más. 

Pero la Misión de NPH respecto a la protección de los derechos de la niñez no acaba ahí. NPH reconoce la importancia de que los niños crezcan en un ambiente sano, respetuoso y amoroso con su familia natural. Es por eso que se trabaja también un enfoque de Reintegración Familiar, en el cual, gracias al esfuerzo del equipo de Trabajo Social; los beneficiarios pueden recibir y acudir a visitas domiciliarias que mantengan intacto el vínculo familiar. 

Por otro lado, en cuanto a la Población Externa, se pretende lograr un empoderamiento familiar y comunitario, proporcionando asistencia a 274 familias. 

Además de brindarles servicios básicos, se procura abordarlos a través de distintas actividades de consejería y asesoría para que los padres y madres, y otros encargados sean capaces de cumplir su rol de brindar una crianza positiva y respetuosa con sus hijos e hijas permitiendo que puedan disfrutar de una infancia sana, libre de precariedades y otras negligencias.

Y es que así se refleja en la Visión que el Padre Wasson dejó para cada hogar de NPH: ‘‘Un mundo sin pobreza donde todos los niños      desarrollan su potencial único, convirtiéndose en miembros productivos de la sociedad, sirviendo a su comunidad’’. 

Sin duda, una ardua labor diaria, pero que deja grandes frutos para la Población Salvadoreña. ¿Deseas unirte a nuestra familia? Escríbenos para convertirte en donante y transformar la vida de la niñez y la juventud salvadoreña.