León, Nicaragua: Tierra de lagos y volcanes, hogar de valientes y talentosos individuos. Entre ellos se encuentra una joven excepcional, la señorita León, también conocida como Esther Ruiz, quien actualmente está participando en un prestigioso concurso de belleza en Nicaragua: Miss Grand Nicaragua. Su viaje hasta este punto en su vida ha sido extraordinario, lleno de determinación y superación de desafíos.
NPH desempeñó un papel fundamental en los primeros meses de la vida de Esther. NPH la acogió en Casa Padre Wasson cuando apenas tenía dos meses de edad. La trágica pérdida de su padre sumió a su madre en dificultades económicas, llevando a su familia a vivir en condiciones precarias y buscar refugio constantemente. Sin embargo, encontraron un hogar seguro y lleno de amor en NPH donde pudieron reconstruir sus vidas.
Un Trasfondo Desafiante
Esther nació en Nicaragua, una tierra de belleza natural y rica cultura. Ella dice: «No tengo ningún recuerdo de mi vida antes de NPH, pero mi mamá me cuenta que mi padre falleció horas antes de que yo naciera. Desafortunadamente, mi madre no tenía ingresos y nos sumergió en dificultades económicas. Prácticamente estábamos sin hogar.»
En la actualidad, Esther está participando en un prestigioso concurso de belleza en Nicaragua. Su participación no solo es una oportunidad para mostrar su belleza, sino también para compartir su historia inspiradora y ser un modelo a seguir para otros jóvenes. «Quiero transmitir un mensaje de empoderamiento y crecimiento personal, demostrando que no importa cuál haya sido nuestro pasado, podemos forjar un futuro brillante. No solo para los niños y las familias en NPH, sino para todas las personas en situaciones de vulnerabilidad.»
Un Momento de Reflexión
Esther, con una mirada decidida, reflexiona sobre su vida llena de desafíos y logros. Desde sus inicios en Nicaragua, encontró un hogar seguro y lleno de amor en NPH que le dio la oportunidad de reconstruir su vida. A través de su pasión por el baile folklórico, descubrió una forma de conectarse con sus raíces y transmitir la historia y la identidad cultural de su país.
«Estoy orgullosa de mí misma porque una vez más estoy luchando por lo que amo y anhelo. Ha sido una montaña rusa de emociones. No hay mayor orgullo que representar a la nación que me crió, mostrar mis raíces al mundo y ondear mi bandera con orgullo», dice Esther, la concursante.
Esther Ruiz es un ejemplo vivo de cómo el amor, el cuidado y el apoyo de organizaciones como NPH pueden transformar vidas. Su historia nos recuerda la importancia de brindar oportunidades a aquellos que más las necesitan, permitiéndoles desarrollar su máximo potencial y convertirse en líderes positivos en sus comunidades.