Los retos se vencen con amor 

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Antes de NPH no iba a la escuela ni sabía leer y escribir. Ayudaba a mi papá en la casa en lo que podía. Ahora todo ha mejorado porque puedo caminar y voy a la escuela. Me gusta compartir con los demás hogares en las actividades generales y con mis compañeras en el hogar. 

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11 Mar 2024

 

Mi nombre es Rita* tengo 16 años y vivo en el hogar ‘’Hijas de María’’ en NPH Honduras, con compañeras que no tienen alguna discapacidad. 

Antes de NPH no iba a la escuela ni sabía leer y escribir. Ayudaba a mi papá en la casa en lo que podía. Ahora todo ha mejorado porque puedo caminar y voy a la escuela. Me gusta compartir con los demás hogares en las actividades generales y con mis compañeras en el hogar. 

Cuando ingresé al Rancho Santa Fe, usaba silla de ruedas para moverme, luego muletas y ahora estoy caminando sin bastón o ayuda cuando se trata de cortas distancias. Con mis terapeutas estamos trabajando para llegar a la meta de ya no usar tanto el bastón, sino que ser mucho más independiente. 

Mi vida es muy tranquila, en las mañanas voy a la escuela y por las tardes apoyo con el aseo de la casa. Todas contribuimos a mantener la casa limpia y ordenada. También tengo terapia y reuniones con el grupo de pastoral juvenil.  

En un fututo, me veo ya graduada de la escuela y de la universidad para trabajar y ayudar a mi papá, a quien visito en vacaciones cuando regreso a mi casa en Mata de Plátano, una de las comunidades cercanas a NPH Honduras. Aprovecho para ayudar a mi hermana con sus hijos y jugar con ellos, ayudar a mi familia con los quehaceres y pasar tiempo con mi familia. 

Quiero dar gracias a NPH, por todo lo que han hecho por mí. Gracias a ellos, he tenido las cirugías necesarias para caminar, ahora puedo ir a estudiar y crecer bien. Principalmente quiero darle las gracias a las cuidadoras que me recibieron con amor y cariño. Son muy especiales para mí.