La Inclusión se Logra con Educación

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Mi nombre es Zeyda Jackeline Quispe López, soy docente de idiomas y trabajo en NPH Perú hace casi dos años. Me desempeño como tutora en la casa “Virgen de Guadalupe”, donde estoy a cargo de siete niñas de seis a doce años, dos de ellas tienen retraso mental leve y una de ellas tiene Síndrome de Down.  

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3 Abr 2024

Mi nombre es Zeyda Jackeline Quispe López, soy docente de idiomas y trabajo en NPH Perú hace casi dos años. Me desempeño como tutora en la casa “Virgen de Guadalupe”, donde estoy a cargo de siete niñas de seis a doce años, dos de ellas tienen retraso mental leve y una de ellas tiene Síndrome de Down.  

Comparto con las niñas cinco días a la semana, donde me encargo de brindarles el cuidado y el acompañamiento necesario para construir su formación integral. Intento formar en ellas hábitos personales de aseo y cuidado, convivencia saludable con los otros niños y con las demás tutoras. También me encargo de ayudarlas en sus tareas escolares y actividades académicas.  

Al empezar el día, las niñas ordenan su espacio personal y realizan tareas como tender sus camas y doblar sus pijamas. Luego, realizan su aseo personal y las tutoras nos encargamos de supervisarlas y ayudarlas cuando necesitan apoyo, especialmente con las pequeñas con retraso mental leve. La situación es distinta con la niña con Síndrome de Down, con quien tenemos una atención y cuidado más permanente. 

Luego, antes de desayunar, realizamos la oración del día. Los momentos en que compartimos la comida son especiales ya que las niñas expresan con las tutoras cómo se sienten y fortalecemos el estrecho vínculo que construimos. Cuando tienen que realizar sus deberes de la casa, cada niña limpia y ordena una parte designada. Las niñas con discapacidad también realizan sus labores según sus limitaciones, ellas son capaces de ayudar y siento que es bueno que siempre se sientan parte del grupo y estén activas. 

Con las demás tutoras tratamos de que realicen funciones específicas que no impliquen muchos riesgos. Por ejemplo, ellas secan los utensilios de plástico de la cocina o limpian las mesas; realizan estas tareas a su tiempo y a su forma. Ellas muestran apertura para hacer estas tareas y también predisposición para aprender a ayudar haciendo otras actividades. 

Las enfermeras del área de clínica vienen a evaluar a las niñas semanalmente. Tratamos de prevenir que puedan contraer problemas de salud comunes como resfríos o fiebres, ya que, debido a su condición, los síntomas pueden llegar a complicarse más. También, traen los medicamentos de las menores, los cuales son indicados por los médicos del hospital público al que acuden. 

Mensualmente asisten a sus citas programadas en centros de salud, participan en sesiones de terapias de lenguaje y terapias ocupacionales. Esto ha ayudado bastante ya que siento que pueden comunicarse de una manera más clara y eficaz. Las tutoras nos encargamos de que estén listas y aseadas para que vayan a sus controles en compañía de las enfermeras del área de clínica.   

Las psicólogas de nuestra institución trabajan frecuentemente con ellas. Abordan temas que les ayuda a entender sobre su situación familiar y también las preparan y guían para que logren establecer relaciones interpersonales con sus compañeras, profesoras y personas fuera de NPH, ya que muchas veces ellas se sienten más cohibidas y muestran poca apertura con otras personas. 

Creo que al margen de las dificultades que ellas pueden tener como desarrollar sus capacidades de lectoescritura o conseguir mantener la atención por un período de tiempo significativo, lo más difícil para ellas es lograr interactuar, regular sus emociones y sentirse seguras en situaciones donde están sin nosotras. Ese es el principal reto que tenemos, lograr que ganen más independencia en situaciones de la vida diaria. 

Dentro de NPH hemos logrado que ellas se sientan parte del grupo e interactúen con normalidad con los otros niños y niñas, y personal de NPH. Los días en los que hay celebraciones como aniversarios, Día del Padrino o los días en que hacemos deporte, ellas son parte de las competiciones y representan al equipo donde están incluidas. Lo hacen con mucho entusiasmo y competitividad. Creo que necesitamos más de este tipo de iniciativas para promover su inclusión y reforzar su autoestima.    

Como tutora, quiero que en el futuro cada una de ellas sienta que tiene la capacidad de realizar lo que se propone y se conviertan en agentes de cambio. La verdadera inclusión enfrenta enormes obstáculos, siendo uno de los mayores la resistencia al cambio. Sin embargo, el cambio es posible a través de la educación, la voluntad y la defensa de la igualdad de nuestros derechos.  

Quiero que no se limiten por su condición ni por sus inconvenientes familiares, porque sé y siento que NPH Perú es una familia donde ellas pueden encontrar el cariño, confianza y seguridad de sus tutoras, psicólogos, trabajadores sociales y colaboradores en general, quienes tienen como último fin el bienestar y desarrollo integral de ellas.