A la gente moderna le gusta pensar que la humanidad controla la naturaleza, pero a veces las fuerzas de la naturaleza nos recuerdan su inmenso poder de manera destructiva. Recientemente, Haití fue el sitio de dos eventos desastrosos. Primero, el suroeste de Haití fue poderosamente sacudido por un sismo de 7.2 puntos de magnitud el 14 de agosto, seguido dos días después por los vientos dañinos y la lluvia de la tormenta tropical Grace. Los primeros intentos de recuperación se vieron obstaculizados ya que el área devastada por un desastre natural fue golpeada por otro desastre. El sismo se centró en la montañosa península de Tiburón, en el suroeste de Haití. La ciudad más grande de esa región es Les Cayes, uno de los principales puertos de Haití, conocido por sus exportaciones de caña de azúcar y café, que fue devastado por el terremoto y luego por la grave tormenta.
Muchos voluntarios y organizaciones humanitarias se apresuraron a esta zona afectada por el desastre. Entre ellos había un grupo de 20 estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de Léogâne, de UNEPH, Université Épiscopale d’Haiti, que fueron a ayudar en Les Cayes. Annabelle es una de estas estudiantes, graduada del Programa Don Bosco de NPH que ahora quiere retribuir convirtiéndose en fisioterapeuta. Tiene 28 años, llegó al hogar de NPH Haití en julio de 1993 después de que perdió a sus padres. «Crecí en la organización NPH. Pasé toda mi infancia hasta la edad adulta allí. La educación y los valores que recibí de NPH me han ayudado a desarrollar mi liderazgo y sentido de responsabilidad, mi espíritu de servicio y trabajo en equipo, además del sentido del humor que me permite colaborar bien en un grupo y en mi comunidad. Annabelle quiere contarle a la familia NPH lo que presenció en las secuelas de los desastres, describiendo la situación mientras todavía estaba en Les Cayes.
Annabelle recuerda claramente lo que estaba haciendo a las 8 de la mañana del 14 de agosto de 2021, la mañana en que ocurrió el sismo. «Estaba en casa, en el comedor, sentada en una silla leyendo un documento en mi computadora relacionado con mi proyecto final mientras escuchaba música. Cuando la tierra tembló por primera vez, no entendí lo que estaba sucediendo. Detuve la música y me pregunté qué estaba pasando.»
Ella continúa: «Después de unos segundos entendí que la tierra temblaba. Fue entonces cuando les grité a mis compañeros y compañeras que salieran de la casa porque estábamos siendo golpeados por un sismo. Afuera había mucha gente, todos hablaban del sismo. La gente tenía miedo de volver al interior de sus hogares, con recuerdos del mortal sismo del 2010. Esa noche, todos pasamos toda la noche afuera, con miedo de posibles réplicas».
Las noticias sobre el impacto del sismo se filtraron. Fue un evento importante, con el epicentro a unos 125 kilómetros (77 millas) al suroeste de la capital, Puerto Príncipe. El fuerte sismo de magnitud 7.2 tuvo un saldo de al menos 2,200 muertes, con más de 12,000 personas heridas y más de 130,000 casas dañadas o destruidas. Las carreteras, la red eléctrica, los sistemas de agua y otras partes de la infraestructura también sufrieron graves daños en las zonas afectadas. Las Naciones Unidas estiman que 650,000 haitianos necesitan actualmente asistencia humanitaria de emergencia.
Annabelle se conmovió cuando vio el alcance de la crisis y se unió a un grupo de estudiantes de terapia física y ocupacional de su universidad que viajaron para ayudar a la gente de Les Cayes. El camino allí fue lento y difícil, con desvíos debido a carreteras dañadas, deslizamientos de tierra y árboles caídos. Cuando finalmente llegaron a Les Cayes, Annabelle quedó asombrada por las condiciones que vio allí. «La ciudad de Les Cayes está seriamente afectada por el terremoto. Muchas casas se han derrumbado, la mayoría de las casas que quedan están agrietadas y corren un alto riesgo,» dice. La tubería de agua principal se rompió e inundó parte del centro de la ciudad, por lo que no hay agua para bañarse y lavar la ropa, y el agua potable solo está disponible para su compra.
Muchas víctimas quedaron atrapadas cuando el terremoto derribó edificios encima de ellos. Al principio, «había gente bajo los escombros que escribía en las redes sociales, que seguía pidiendo ayuda», cuenta Annabelle. Sin embargo, rescatistas de agencias gubernamentales no pudieron apoyar. Algunas personas atrapadas fueron desenterradas por familiares o vecinos, pero la falta de equipo necesario para levantar material pesado significó que muchas víctimas atrapadas terminaron muriendo. Ahora, dice, cada vez que se encuentran personas entre los escombros, «ya están muertas y comienzan a descomponerse.»
Muchas personas sobrevivientes perdieron sus hogares o tienen miedo de permanecer en estructuras que pueden caer debido a las continuas réplicas. Esto significa que cientos de personas duermen a la intemperie todas las noches debido a la insuficiencia de los refugios, la mayoría sin siquiera tiendas de campaña para proteger de los elementos. Annabelle conoció a Clarisse, una residente de Les Cayes que tiene dos hijos que describieron la situación de su familia. «Nuestra casa se cayó con el sismo, perdimos todo. Ahora mis hijos pequeños y yo estamos durmiendo en un lote vacío con otras personas que también perdieron sus casas,» dijo.
Clarisse no tiene nada con que alimentarse a sí misma y a sus hijos, pero el grupo de sobrevivientes donde se aloja ha formado un comité. «Cada vez que una persona o una organización viene a ayudar, el comité lo recibe y lo distribuye. Grupos como estos han surgido en toda la ciudad, con personas que se organizan para ayudarse a sí mismos y a sus vecinos y vecinas a distribuir suministros a medida que comienzan a llegar las donaciones.
La tormenta tropical Grace golpeó Haití mientras Annabelle todavía estaba en Les Cayes, empeorando aún más una mala situación. Ella describió la tormenta mientras todavía estaba sucediendo. «El viento silba muy fuerte, la lluvia cae con mucha fuerza, lo que fue difícil para los que duermen en la calle ya que ha provocado inundaciones. Esto afectó a la misión porque intentamos dormir en nuestras tiendas anoche, pero debido a la inundación de la tormenta, alrededor de las 3 de la mañana tuvimos que ir a dormir en sillas en la recepción de un hospital, lo cual fue difícil para nosotros,» se queja.
El grupo de Annabelle proporcionó donaciones a algunos grupos como estos, así como a refugios, clínicas y hospitales de la ciudad. Muchas de sus donaciones fueron compradas localmente. «Íbamos al mercado a comprar comida en grandes cantidades para que la gente pudiera comer», recuerda. El daño al sistema de agua significa que mantenerse limpio es difícil. Para ayudar con esto, los voluntarios ofrecieron kits de higiene a la gente residente. Estos kits incluían artículos como un cepillo de dientes, pasta de dientes, jabón, toallas sanitarias para mujeres, suministros y ropa para niños, etc. También hicieron compras a granel de agua y alimentos para distribuir a las personas sobrevivientes. Los y las estudiantes colaboraron con instituciones de salud locales como la clínica de terapia FONTEN y el Hospital Brenda Stafford para distribuir los suministros necesarios. Los suministros médicos son escasos en Les Cayes, por lo que hicieron apósitos que fueron a los botiquines de primeros auxilios que dieron al personal de enfermería del Hospital Brenda Stafford que carecían de suministros médicos.
Dado que falta atención médica para la gran cantidad de personas que necesitan tratamiento, los y las estudiantes también ayudaron a tratar a personas heridas. «Hay muchas personas heridas aquí,» dice, «algunas resultaron heridas debido a una pared, un árbol u otras cosas que cayeron durante el sismo. Agrega que «hemos recibido bastantes pacientes hoy en día, les dimos atención terapéutica y tratamos sus heridas. Pudimos tratar el dolor y ofrecimos dispositivos cuando fue necesario.» Annabelle se da cuenta de que muchas de las personas heridas necesitarán atención a largo plazo para terminar de sanar. «Yo soy terapeuta ocupacional y otros estudiantes son terapeutas físicos,» dice. Ya sabemos que en los días que sigan, recibiremos a bastantes pacientes que buscan seguimiento médico, para atención terapéutica.»
Cuando se le pregunta cuáles son las necesidades más críticas de la gente de Les Cayes, Annabelle hace una pausa antes de responder: «Las principales cosas que la gente necesita son kits de higiene y agua. Además, necesitan tiendas de campaña para dormir. Muchas casas se derrumbaron en el sismo, por lo que muchas ahora se ven obligadas a dormir en las calles porque no tienen ningún refugio.»
Hay mucha gente de Haití que necesita ayuda inmediata para superar este difícil período. Su donación puede proporcionar alimentos, refugio y atención médica a las víctimas de estos desastres naturales. Por favor, done ahora.