La Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes señala, que, es la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, la que debe recibir la protección y asistencia necesaria para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad, reconociendo que es ahí, en la familia, donde se da el desarrollo pleno y armonioso, en un ambiente de comprensión y amor.
Por su parte, el Código Niña, Niño y Adolescente (CNNA) de la Ley Boliviana No. 548, artículo 35, parágrafo I, dice: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir, desarrollarse y educarse en un ambiente de afecto y seguridad en su familia de origen o excepcionalmente, cuando ello no sea posible o contrario a su Interés Superior, en una familia sustituta que le asegure la convivencia familiar y comunitaria”.
Sin embargo, Bolivia se topa con la realidad de que, uno de cada 715 niñas, niños y adolescentes se encuentran privados de cuidados parentales, de acuerdo al estudio realizado por el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional. En Santa Cruz, esta cifra representa a 2.091 niñas y niños en acogimiento institucional por más de 29 días.
El estudio Cada Niño y Niña Cuenta (UCB – Aldeas SOS 2017), hace un diagnóstico sobre la situación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que han perdido o están en riesgo de perder el cuidado parental, identificando factores internos y externos que afectan la estabilidad y funcionamiento de la familia. Es decir, lo que se manifiesta dentro del hogar (violencia intrafamiliar, abuso sexual, alcoholismo, divorcio, abandono, elevado número de hijos, entre otros) y los que se manifiestan en la sociedad, dentro del contexto cultural (pautas de crianza negativas o cambiantes, indiferencias de la sociedad) y dentro del contexto político (ausencia de políticas públicas). El impacto social que tiene la pérdida del cuidado familiar se traduce a la realidad en: niñas, niños y adolescentes no viven con sus padres; niñas, niños adolescentes institucionalizados; niñas, niños y adolescentes que viven en situación de calle; niñas, niños y adolescentes en riesgo.
En estas condiciones la Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes en su artículo 20 señala: “1. Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo Superior Interés exija que no pertenezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del estado”. Es así que, NPH y todas sus casas, a través de su marco programático Familias Florecen aborda la Iniciativa Regional de Fortalecimiento Familiar y Comunitario como respuesta a los desafíos de la región.
Con la finalidad de atender las necesidades, ser garantes de derechos y de desarrollo de potencial para una vida con bienestar, NPH Bolivia, desde el 2021, ha dado significativos pasos en esta dirección implementando los programas de Reintegración Familiar y Empoderamiento Familiar y a su vez, evaluando y mejorando el Programa de Cuidado Residencial. Cada uno de estos programas cuenta con sus propias metodologías.
El Programa de Reintegración Familiar se enfoca en restablecer el derecho a vivir en familia, a través de la metodología One Family, en la que el equipo técnico une esfuerzos con las autoridades gubernamentales de la niñez y adolescencia para garantizar un lugar protector para el niño, niña o adolescente con su familia de origen o extensa, todo el proceso que tiene tres etapas: preparación e involucramiento de los NNA y sus familias, la reintegración en sí y el seguimiento post-reintegración. Actualmente se han reintegrado 7 familias.
El Programa de Empoderamiento Familiar se enfoca prevenir la separación de las familias, apoyarlas para que cuenten con las herramientas básicas para el ejercicio pleno de sus derechos. En Bolivia, son principalmente jornadas de capacitación a beneficiarios del Programa de Reintegración Familiar, se tratan temas de salud física y mental, desarrollo de las habilidades parentales (apego seguro, roles familiares y disciplinas positivas), educación financiera, y otros de acuerdo a sus necesidades, con la finalidad de construir un plan de desarrollo y estructura saludable. Actualmente se cuenta con 26 familias beneficiarias.
El Programa de Cuidado Residencial, es una alternativa de última medida, pero no menos importante que se ofrece a niños, niñas y adolescentes que viven en crisis, adopta la metodología Cuasi-Familiar, que consiste en que los NNA viven en casas grupales integrados entre hermanos consanguíneos con uno o más cuidadores especializados, en condiciones que se asemeja lo más posible a una familia. Además, está alineado a las Directrices de Cuidado Alternativo con orden judicial para medida de protección. NPH Bolivia cuenta con 7 casas bajo este modelo y otras 2 que combina la metodología de independencia progresiva, ofrecida a los y las más jóvenes.
La filosofía de NPH, inspirada por el Padre William Wasson, se esmera en crear un ambiente familiar, amoroso y seguro. Nuestros esfuerzos colectivos giran en torno a la creencia de que una unidad familiar fuerte y enriquecedora es fundamental para dar forma a un futuro más brillante para nuestras comunidades. A través de nuestra dedicación y compromiso continuos, nos esforzamos por tener un impacto positivo y duradero en las familias y contribuir a una sociedad donde cada niño pueda alcanzar su máximo potencial.
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