Sara Cruz es una de las educadoras que recibió a Alexis cuando fue trasladado de un centro que cerró sus puertas en 2017. Recuerda que fue muy difícil atenderlos porque no conocían los estados de discapacidad de cada joven. Fueron jornadas largas en la clínica interna para conocer los detalles de cada uno.
Estos jóvenes venían de estar en un ambiente insalubre e inhumano. Lo que hacía más complejo su adaptación a los hogares en los que serían atendidos por nuestros educadores en NPH Honduras.
“El primer año fue de adaptación porque no había recibido la atención para comenzar a vivir una vida más independiente. Nos fue difícil establecer una relación porque siempre reaccionaba con violencia”, comenta Sara, quien ha sido parte del equipo de educadores en el hogar La Salle, donde vive Alexis desde que llegó al Rancho Santa Fe.
“Logramos que se pueda vestir y nosotros le ayudamos con los detalles como los botones. Ha sido muy grande el avance porque cuando Alexis ingresó a NPH, no podía caminar, se arrastraba o usaba silla de ruedas y no podía comer solo,” relata Sara.
Sara Cruz, cuenta que siempre tienen metas para los jóvenes y que ella planteó una que podría no ser posible, por el estado de salud de Alexis. “Recuerdo muy bien cuando logré ver sus primeros pasos. Me llenó de mucha alegría porque era algo que no imaginábamos que fuera a suceder, yo lo soñaba.”
Sin duda, detrás de cada logró está el trabajo de un gran equipo. “Nos sentimos muy orgullosos de su avance, le hemos motivado y en conjunto con los educadores y terapeutas, estamos logrando que pueda ser más independiente. Ya se desviste, está aprendiendo a vestirse solo”, concluye Sara.
En su camino a la independencia se ha involucrado en las actividades del hogar como responsable de llevar los recipientes para la comida y dentro de sus capacidades, también mantener limpio los alrededores del hogar, recogiendo basura y hojas de los árboles.
Relata la educadora Sara Cruz, que “ha sido un recorrido arduo, porque no sabíamos cómo dirigirnos a ellos. Alexis se mostraba violento y con mal genio. Fue un reto porque se dirigía a nosotros con golpes, ahora es muy sonriente, da la mano para que lo acaricien y le gusta ayudar en el hogar recogiendo las hojas secas que caen de los árboles.”
Su rutina incluye participar en el taller de condimentos, donde se estimula y trabaja junto a otros jóvenes con discapacidad por la mañana. En las tardes le gusta salir a caminar y tomar siestas para reponer energía y participar en las terapias.
Mahali Ramos es su terapeuta ocupacional y comenta que Alexis ha tenido grandes avances y espera que continúe mejorando. “Alexis sufre de varias condiciones de salud que limitan su desarrollo. Entre ellas epilepsia, discapacidad psicomotora, parálisis. Sin embargo, gracias al trabajo en conjunto con los educadores, la atención de salud y la terapia, ha logrado superar varios retos“, comenta Ramos, mientras cumplen con la sesión de terapia.
Honduras, según el Censo de Población y Vivienda 2013, registraba aproximadamente 306,296 hondureños con discapacidad, equivalente al 4% de los 8,303,771 habitantes que tenía el país en aquel momento.
Lamentablemente no se han actualizado estos datos, y aunque se han aprobado leyes y adaptado otras, como la Convención Internacional sobre los derechos de esta población, las limitantes siguen presentes por parte del Estado, lo que los mantiene desatendidos e invisibilizados.
Son pocos los espacios como NPH Honduras con el Rancho Santa Fe y Casa Ángeles, que prestan atención a la población con discapacidad. ¡Es una gran labor! ¡Únete a la causa hoy!