Cuando Filomena* llegó al Rancho Santa Fe, tenía apenas seis meses de edad. Presentaba desnutrición y no tenía el desarrollo esperado, aparentaba ser una bebé de un mes. Gracias a los cuidados y atenciones que ha recibido desde entonces, su condición a mejorado mucho, incluyendo la discapacidad diagnosticada hasta meses después de su ingreso.
Su padre es agricultor y su madre es ama de casa. Lamentablemente sus ingresos eran muy bajos que limitaban mucho la atención y cobertura de las necesidades de Filomena* y sus hermanos.
En abril de 2019 ingresaron ella junto a cinco hermanos y un primo, por recomendación de la antes Dirección Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) ahora Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia.
La entidad estatal recomendó que debido a las situaciones familiares complejas que no les permitían gozar de sus derechos. Por eso, fueron integrados a un espacio que les brindara lo necesario para cubrir sus necesidades y se integraron a NPH Honduras.
A su llegada a la casa se iniciaron las terapias de estimulación. Sin embargo, una de las voluntarias que la atendían en ese momento, sospechaba de que algo no estaba completamente bien. Las educadoras comentaban que lloraba durante las noches y a pesar de las atenciones que le daban para calmarla, seguía llorando.
Luego de pruebas médicas se diagnosticó con hipoacusia, lo que no le permitía escuchar. Gracias al apoyo de un par de voluntarias más que buscaron donantes, se hizo posible el implante coclear para que Filomena* escuchará.
Lesmy García de 39 años, ha sido educadora del hogar en el que Filomena* ha permanecido desde su llegada y nos comenta cómo fue su recibimiento en su ingreso al Rancho Santa Fe la primera vez.
Sintió mucha ternura cuando vio a Filomena*, tan pequeña e indefensa. Ahora se siente muy orgullosa de los cambios y grandes avances que ha tenido durante el tiempo en el hogar Madre Teresa de Casa Suyapa, que reflejan los cuidados y atenciones que ha recibido.
Recuerda que la recuperación tras el implante fue un poco díficil, pues la pequeña se estaba adaptando a los estimulos y ante el mundo desconocido al que estaba expuesto, su reacción fue de incomodidad, agobio y muchas lágrimas.
Ante esto la respuesta de los tíos y tías de su hogar fue de comprensión y mucha paciencia. Cada uno se ha comprometido para que los avances sean cada vez más significativos. Lesmy, con una gran alegría, recuerda sus primeras palabras y los esfuerzos por sentarse o caminar.
De ser una niña callada, ausente y distante, ha pasado a una independiente, ordenada y sonriente, que entre sus primeros balbuceos suena un “hola” o sonidos de animales aprendidos en sus jornadas de terapia.
Katerine Molina es terapeuta funcional, forma parte del equipo que trabaja en conjunto para que Filomena* pueda, poco a poco, hacerse de las herramientas que harán se desarrolle normalmente y alcance su independencia, comenta que ha tenido grandes logros en sus terapia de lenguaje y espera que pueda caminar distancias más largas sin ayuda y más adelante, correr.
Mientras tanto, la familia de Filomena* sigue en contacto y le visita cada que puede en los días programados. Además, sus hermanos y primo, siguen desarrollandose y creciendo juntos como la familia que son, rodeados de amor, atención y cuidados.
Estamos seguros que todos estos logros se han hecho realidad gracias a un equipo que sigue apostando por el bienestar de los pequeños y pequeñas de nuestra casa. Sin su apoyo y el de nuestros donantes, el cambio de la vida de Filomena* y su familia no sería posible.