El Camino hacia la autoconfianza

Subtitle Text Area

Ella no es alguien tímida, sin embargo, al estar en la adolescencia, los cambios sobre su aspecto no la solían hacer muy segura. Además, siendo muy receptiva con las críticas, se abría una puerta a la comparación constante y la autocrítica.

Subtitle Image Area

6 May 2024

Rebeca* es una adolescente que forma parte del programa de cuidado residencial de NPH Bolivia. Es una señorita llena de talento y potencial, pero su baja autoestima la frenó durante algún tiempo.  

Ella no es alguien tímida, sin embargo, al estar en la adolescencia, los cambios sobre su aspecto no la solían hacer muy segura. Además, siendo muy receptiva con las críticas, se abría una puerta a la comparación constante y la autocrítica. Y ante esta realidad, su educadora acudió en busca de ayuda, empujándola al mundo de la terapia psicológica. Con sentimientos de frustración y algo reacia, aceptó la ayuda. 

Durante las primeras sesiones, Rebeca se encontró con una psicóloga comprensiva y empática, con quien congenió muy bien, “ella transmite confianza y esa confianza se transmite a mí, si yo digo algo despectivo sobre mí misma, ella dice que no es cierto o se enfoca en hacerme ver otra perspectiva”, menciona Rebeca*. 

Trabajando en equipo, juntas exploran el punto de partida de estos sentimientos, la Dra. anima a Rebeca* a explorar sus pensamientos y emociones más profundas, brindándole herramientas para desafiar sus creencias negativas. 

Rebeca*, con 15 años, aún está en el camino del autodescubrimiento. Con la ayuda de la terapia está empezando a ver su vida desde una perspectiva diferente, cuestiona sus pensamientos negativos y desafía sus creencias limitantes. “Me siento muy bien, alegre, con energía y con ganas de ir al colegio”, comenta Rebeca*.  

La adolescente está mejorando y se nota en sus acciones, es más participativa en actividades, se está aventurando a nuevos estilos hasta encontrar el suyo, descubriendo un mundo lleno de posibilidades. 

El programa de salud mental de NPH Bolivia brinda atención individualizada para todos los niños, niñas y adolescentes. Sin salud mental no hay salud. “Una buena salud es el motor que nos mueve como seres humanos cada día y es un requisito indispensable para el bienestar global”, concluya la beneficiaria.