Una familia al borde del colapso
En un pequeño cuarto en el Barrio Pagoada, Tegucigalpa, la pequeña María, de siete años, y su hermano menor Mateo, de dos, comparten una cama vieja, una estufa pequeña y el cariño de un padre que lucha cada día por mantenerlos a salvo. Su madre desapareció hace unos meses, atrapada en una adicción que la llevó a abandonar a la familia. El impacto emocional fue profundo, y su padre, Luis, quedó solo intentando equilibrar trabajo y paternidad sin ninguna red de apoyo. Luis trabaja como ayudante en un taller de mecánica y pintura. Su ingreso, variable entre 8,000 y 10,000 lempiras, apenas cubre lo básico. Sin nadie que cuidara a los niños, se vio obligado a llevar a Mateo al taller, un lugar lleno de riesgos. Mientras tanto, María, todavía muy afectada por el abandono, empezó a faltar a la escuela por enfermedades y estrés. Lo que la familia necesitaba era simple pero inalcanzable: un espacio seguro y estable donde los niños pudieran recibir atención mientras su padre trabajaba. Y ahí fue cuando NPH Honduras apareció en sus vidas.
Primeros pasos hacia la estabilidad
En mayo de 2025, María y Mateo ingresaron a Pasos Pequeñitos, el programa de NPH Honduras que apoya a los hijos de madres y padres solteros que trabajan largas jornadas. Reciben estimulación temprana, tutorías, apoyo emocional, alimentación saludable y un entorno seguro todos los días de la semana. Por primera vez en meses, Luis pudo ir a trabajar sin temor por la seguridad de sus hijos. Mateo, antes ansioso y agresivo, comienza sus mañanas con un desayuno caliente y participa en actividades Montessori que desarrollan sus habilidades cognitivas y motoras. Juega al aire libre, toma su siesta tranquila y termina el día entre risas, especialmente cuando baila. María llega después de la escuela, almuerza, hace tareas con apoyo de las tutoras y se expresa a través del dibujo. Ella sigue en proceso de sanar, especialmente porque requiere revisiones médicas mensuales por su historial cardiaco desde bebé. El abandono materno dejó huellas profundas, pero en Pasos Pequeñitos encuentra paciencia, cariño y un sentido de pertenencia.
Las palabras de un padre agradecido
Luis habla con emoción contenida cuando describe el impacto de NPH. “Me han dado una oportunidad bien grande,” dice. “Antes era casi imposible trabajar y cuidar a mis hijos. Gracias a ustedes, puedo darles comida, seguridad y cosas que antes no podía. Para mí esto ha sido algo bien bonito.” Estabilidad ya no es un sueño lejano. Ahora es parte de su día a día.
Sanar, aprender y crecer
Los trabajadores sociales de NPH identificaron rápidamente que ambos niños llegaban con heridas emocionales. María actuaba como una hermana mayor protectora, y Mateo mostraba frustración por la falta de atención constante. Sin embargo, con rutinas estables, cariño y acompañamiento profesional, todo empezó a cambiar. María muestra avances, sonríe con más frecuencia, dibuja sus sueños y quiere seguir estudiando. Mateo está aprendiendo a ser más independiente, se comunica mejor y participa activamente en su grupo. El equipo de NPH da seguimiento a la salud de María y al desarrollo emocional de ambos. Su meta es clara: ayudarles a convertirse en niñas y niños seguros, resilientes y con oportunidades reales.
El poder del apoyo comunitario
Esta historia no solo trata del progreso de dos niños. Refleja lo que puede suceder cuando una comunidad se une para acompañar a una familia en crisis. NPH Honduras ofrece a familias como la de Luis un sistema de apoyo diario que permite:
- Que los padres mantengan sus empleos.
- Que los niños reciban atención educativa, emocional y nutricional.
- Que la familia recupere dignidad y esperanza.
Para Luis, esto significa estabilidad laboral. Para María y Mateo, significa seguridad, alimentación, aprendizaje y la posibilidad de sanar.
Mirando hacia el futuro
Cuando se le pregunta por sus deseos, Luis responde: “Quiero darle a mis hijos lo mejor que pueda. Un buen estudio, un mejor futuro. Y mientras yo pueda trabajar, lucharé por eso.” En NPH Honduras compartimos ese sueño. A través de Pasos Pequeñitos y nuestros programas de Fortalecimiento Familiar, acompañamos a familias que enfrentan abandono, pobreza, desempleo y vulnerabilidad. Porque una comunidad fuerte se construye acompañando a quienes más lo necesitan, un niño y una familia a la vez.




