El hogar es donde vive el amor: mi historia con NPH Haití.

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Cuando tenía apenas un año, fui acogido por NPH Haití. Desde los 1 hasta los 15 años crecí en Sainte-Hélène, Kenscoff, un lugar que hoy tristemente es una zona de conflicto.

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22 Oct 2025

Mi nombre es Pierre Peterson y nací en Cité Soleil, en un pequeño barrio llamado Ti Haïti, el 15 de abril de 1998.

Cuando tenía apenas un año, fui acogido por NPH Haití. Desde los 1 hasta los 15 años crecí en Sainte-Hélène, Kenscoff, un lugar que hoy tristemente es una zona de conflicto. Pero para mí siempre será el hogar donde aprendí a leer y escribir, donde me sentí protegido y amado. Allí compartí momentos inolvidables con mis hermanos y hermanas de NPH.

Al salir de Sainte-Hélène regresé a Cité Soleil, donde la vida era muy diferente. La pobreza y la inseguridad eran constantes. Sin embargo, NPH siguió acompañándome a través del programa Vie Don Bosco. Gracias a NPH, pude continuar mis estudios, algo que pocos en mi familia lograron. Soy el duodécimo hijo de mi padre entre dieciséis y el segundo de mi madre entre siete. Sin NPH, nunca habría tenido la oportunidad de estudiar, soñar ni construir un futuro.

Hoy trabajo como Responsable de Proyecto en el Programa de Necesidades Especiales de NPH Haití, apoyando a niños y jóvenes con discapacidad. Cada día compruebo cómo el amor y el cuidado que una vez recibimos siguen transformando vidas.

Una de las personas que más me ha inspirado es Gena Heraty. Ella ha dedicado su vida a servir a los más vulnerables en Haití, ofreciendo su fuerza, bondad y compasión a todos los que la rodean. La conocí gracias a un gesto de confianza: me pidió cuidar unos pollitos huérfanos. Más tarde, me invitó a ayudarla en el gallinero de Kay Christine. De ella aprendí el valor de la responsabilidad, la empatía y el servicio. Gena representa el espíritu de NPH: el amor incondicional, la humildad y la entrega hacia los demás.

Haití atraviesa momentos difíciles. La violencia, la pobreza y la inestabilidad afectan a millones de personas. Aun así, creo en el poder del amor, la unidad y la educación para sanar nuestro país. NPH sigue siendo esencial en esta misión. Sin NPH, muchos jóvenes como yo se habrían perdido en la desesperanza o la violencia.

A nuestros amigos, donantes y aliados en Europa y Estados Unidos: les pedimos que sigan a nuestro lado. Su solidaridad nos da fuerza y esperanza. Juntos podemos reconstruir lo que se ha roto y devolver la fe en el futuro.

Sueño con que mi hija crezca en paz, con acceso a la educación y rodeada de amor, tal como yo lo tuve. Mi deseo para Haití es la reconciliación y el renacer. Y para Gena, que siga inspirando con su compasión y liderazgo a las generaciones venideras.

Un agradecimiento especial a NPH España por realizar esta entrevista y ayudar a compartir la inspiradora historia de Pierre con toda la familia NPH.

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