NPH, un lugar seguro para niños en riesgo

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Descubrí NPH a través de un sitio web y su misión me convenció de inmediato. La proximidad a mi ciudad natal también influyó. Es una gran oportunidad para mí de aplicar lo que he aprendido directamente en la práctica y hacer algo bueno por la comunidad.

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19 Nov 2024

Hola, soy Perla. Soy de la República Dominicana, pero crecí en Alemania, donde recientemente completé mis estudios en trabajo social. La transición de mis estudios a trabajar en NPH como voluntaria fue una decisión muy acertada para mí. Trabajo en el departamento de trabajo social aquí en San Pedro de Macorís, República Dominicana. Como crecí en la región, tenía sentido para mí trabajar en mi tierra natal. Los alrededores aquí son muy diversos. San Pedro de Macorís es una ciudad animada con mucho que hacer, especialmente en las áreas más céntricas. Hay muchos mercados, pequeñas tiendas y restaurantes que animan las calles. Sin embargo, también estamos rodeados de muchos barrios más pobres, conocidos como «Bateyes», donde las condiciones de vida son muy básicas. Estas áreas son un recordatorio diario de lo importante que es el trabajo de NPH. A pesar de los desafíos que enfrentan muchas personas aquí, también hay un fuerte sentido de comunidad. Es agradable vivir en una zona un poco más tranquila y al mismo tiempo tener fácil acceso a ciudades más concurridas. Un día típico para mí comienza temprano.

Normalmente me levanto a las 7:00 a.m. para prepararme para el día. El trabajo comienza a las 8:00 a.m. y me dirijo a la oficina de trabajo social. Allí, me reúno con mis colegas y discutimos las tareas del día. A menudo, estamos integrando a niños que son nuevos en nuestro programa. Estos niños suelen ser derivados a nosotros por otras organizaciones como “Conani”. Visitamos a los niños en los hogares donde se alojan con frecuencia para asegurarnos de que están bien y tienen todo lo que necesitan. Estas visitas son una forma importante de mantener el contacto con los niños y mostrarles que están en un entorno seguro.

Una gran parte de mi trabajo también implica tareas administrativas, como preparar documentos e informes sobre los niños que viven en NPH. Estos informes son importantes para garantizar que cada niño reciba el apoyo que necesita. A las 12:00 p.m., almorzamos. Normalmente me reúno con mis colegas y comemos juntos. Este descanso es una buena oportunidad para despejar nuestras mentes y ponernos al día. Después del almuerzo, sigo trabajando en la oficina hasta las 4:00 p.m. Después del trabajo, vuelvo a casa, me acomodo y a menudo paso un rato con los niños que viven cerca.

Por las noches, suelo ir a una de las casas de NPH para cenar con los niños y jugar con ellos. Me da mucha alegría pasar este tiempo con ellos y ver lo cómodos que se sienten. Alrededor de las 9:00 p.m., suelo prepararme para ir a la cama, para poder tener energía para el día siguiente. Estoy involucrada en el programa “Chicas Poderosas”, donde trabajo de cerca con niñas, ayudándolas a desarrollar confianza y habilidades de liderazgo. Además, soy parte de un proyecto que tiene como objetivo establecer un Centro Comunitario en un área cercana, que aún necesita ser completamente desarrollado. Este centro proporcionará recursos y apoyo muy necesarios para la comunidad local, y estoy emocionada de ser parte de su planificación e implementación.

En mi opinión, NPH tiene un enorme impacto en los niños. Muchos de los niños que vienen a nosotros tienen antecedentes difíciles y ya han pasado por mucho a una edad temprana. Sin la ayuda de NPH, muchos de ellos no tendrían la oportunidad de una vida segura y estable. Los niños pueden crecer sin sus padres y correr el riesgo de caer en la pobreza o involucrarse en actividades delictivas. Sin embargo, NPH no solo les brinda un techo, sino también atención integral. Aquí pueden ir a la escuela, recibir atención médica y estar rodeados de personas cariñosas que se preocupan por su bienestar. La oportunidad de aprender y desarrollarse les da a los niños una perspectiva que de otra manera no habrían tenido. Aquí tienen la oportunidad de perseguir sus sueños y crecer en una comunidad que los apoya. No es solo un lugar seguro, sino también de alegría y esperanza. Los niños que crecen en NPH tienen acceso a la educación, que es un requisito fundamental para el éxito en el futuro. Además, siempre reciben apoyo cuando lo necesitan, ya sea emocional o práctico. La asistencia legal también es crucial porque muchos niños llegan a nosotros sin documentos, y NPH los ayuda a obtener todos los trámites necesarios para llevar una vida normal en el futuro.

En resumen, NPH es un lugar que no solo brinda a los niños un hogar, sino que también les ofrece la oportunidad de crecer felices, saludables y seguros. Es un lugar que, para muchos de ellos, marca el comienzo de una vida nueva y mejor, y es increíblemente gratificante ser parte de esta organización y presenciar cuánto cambio positivo está sucediendo aquí.